Cada una de nosotras la conoció en un Modelo de Naciones Unidas distinto, en algún punto de su larga y exitosa experiencia con estos eventos que reúnen a cientos y hasta miles de mentes brillantes y egos exacerbados. En ese contexto intimidante, lleno de dudas e inseguridades pero también de emoción y expectativas aparece Maria Paula Toro, o como todo el mundo le dice: Pio, ofreciendo un abrazo o su ayuda a cualquiera que lo necesite.
Cuando uno escucha ese apodo se imagina una persona tierna, dulce, tranquila y muy puesta en su lugar, pero en el momento en que empieza hablar con ella entiende que está frente a una persona que siempre dice lo que piensa y cuya ternura no es impedimento para demostrarle al mundo la impresionante inteligencia y arrasadora personalidad que habitan en ese cuerpo de metro y medio.
Desafiante e inspiradora, Pio siempre está dispuesta a dar un jalón de orejas cuando es necesario, en especial cuando las palabras, acciones o actitudes de algunos ponen en peligro los derechos y libertades de otros. De Pio siempre podemos esperar una defensa de lo justo, en al menos tres idiomas. Su pasión es combatir la injusticia y lo ha demostrado durante toda su vida. Y no solo pide justicia e igualdad para las mujeres; para Pio no hay ninguna injusticia válida, ha trabajado por refugiados, personas en situación de discapacidad y en defensa de los derechos de las personas LGBTI. Ese feminismo de Pio –plural, transversal, ético e interseccional – nos hace querer ser mejores feministas y mejores personas. Un feminismo que además se sustenta en un conocimiento teórico e histórico sobre este movimiento que todas admiramos y envidiamos. Pero además es que ella lleva esta teoría a la práctica cada día, dando ejemplo con sus acciones y actitudes y desafiando sin miedo, con inteligencia y argumentos sólidos a cualquiera, hombre o mujer, que no actúe de manera justa.
Deja una respuesta