#DomingoDeInvitados | Feminismo y Derechos Humanos: ¿Universales o relativos?

Por: David Sierra

Primero quisiera contarles qué me llevó a pensar en esta columna. En este momento me encuentro realizando una maestría en Desarrollo Social y en una de las clases estuvimos hablando del impacto del microcrédito en las mujeres. Para los que no estén familiarizados con esta iniciativa, microcrédito fue un programa que comenzó Muhammad Yunus en 1983, en Bangladesh, el cual consiste en dar créditos a personas que, por sus recursos, no podrían acceder en las entidades bancarias. Tanto fue su éxito que en 2006 Yunus fue galardonado con el Premio Nobel de Paz. La lógica del préstamo está intrínsecamente relacionada con las mujeres: el crédito se les da a ellas debido a que son consideradas la más pobres de los pobres (esto por las estructuras patriarcales y familiares tradicionales intrínsecas), y también porque estudios demuestran que las mujeres pagan a tiempo sus deudas y porque el dinero invertido va a ser utilizado para las necesidades del hogar. Desde su implementación, la academia se ha dado a la tarea de analizar y medir el impacto que ha tenido el microcrédito en el empoderamiento de las mujeres: se han realizado diferentes modelos econométricos evaluando el impacto y se han realizado etnografías donde se pretende evaluar si este programa ha logrado romper con las estructuras tradicionales. Sin embargo, si uno hace un análisis en la literatura, no hay un consenso sobre el impacto de este programa.

Esto me llevó a preguntarme en primera medida ¿qué es empoderamiento y cómo se está midiendo? Y, en segundo lugar, ¿acaso el empoderamiento es un valor universal? Es decir, ¿acaso empoderamiento puede significar lo mismo en Colombia o en Arabia Saudita? ¿Tenemos que tener los mismos parámetros, universales, para poder medir? Y esto me llevó a pensar en una pregunta mucho más amplia ¿Acaso los valores que profesamos nosotros tienen que ser aplicados a todas las sociedades? De ahí que he abierto la discusión a temas más amplios como la universalización de los derechos humanos. En primer lugar, y hablando específicamente sobre el empoderamiento de las mujeres, yo creo firmemente que las estructuras patriarcales en todos los contextos son las mismas. De este modo, no creo que el camino al empoderamiento tiene que ser uno o universal, sino que cada mujer decide cómo romper o cambiar las dinámicas de poder que subyacen alrededor de las diferencias de sexo y de género.

Teniendo en cuenta lo anterior, y entrando a una discusión más amplia en cuanto a la idea de Derecho Humanos, yo estoy en contra de las ideas universales de derechos humanos. Desde mi punto de vista, ningún país o ninguna cultura tiene la autoridad moral para poder decir cuál es el camino que como humanidad tenemos que seguir. En esto estaríamos cayendo en lo que Marié-Bénedicte Dembour, en su artículo Following the movement of al pendulum: between universalism and relativism, llama la arrogancia de Occidente. Sin embargo, tampoco creo en el relativismo, porque detrás del discurso de relativismo cultural se pueden estar legitimando procesos opresores, y se estaría negando uno de los fundamentos más importantes de las culturas, que es su capacidad de cambiar.

Yo creo que la discusión sobre derechos humanos, entre estos los derechos de las mujeres, tiene que ser un diálogo entre cada cultura y la idea universal de estos; es decir, los Derechos Universales se tienen que tomar como un marco, no como una imposición, en donde los miembros de cada cultura pueden apropiarlos y redefinirlos en su contexto específico; y de igual forma, las convenciones de Derechos Humanos tienen que estar en constante diálogo con diferentes contextos culturales para que dentro de estas se incluyan derechos tales como los comunitarios, derechos ambientales etc., oponiéndose a la idea individualista y original de Derechos Humanos que profesa la cultura occidental.

Es por esto que creo que el feminismo no puede ser una sola idea con un solo fin, sino que en cambio, tiene que verse como una multiplicidad de feminismos que dependen de cada contexto cultural. Tal como lo decía Daniela en su columna, no tiene que haber un “buen” feminismo o un “mal” feminismo; una mujer puede romper estructuras sociales e igual usar el color rosado o puede considerarse feminista así haya decidido tener una cirugía plástica o ser feminista y seguir siendo ama de casa. El centro de todo es que esas decisiones las haya tomado con la libertad de escoger, en la soberanía de su actuación y con la conciencia plena de las estructuras de poder que hay detrás de cada uno de sus contextos. No es justo definir un solo camino como el único modo, porque o caeríamos en esencialismos y estaríamos jugando el mismo juego que ha jugado el patriarcado a lo largo de la historia: el de definir una supremacía de valores e imponer cuál es el camino correcto de vivir una buena vida, de tener una buena familia, etc. 

Es por esto que invito a todxs en primera medida a cuestionarnos, lo cual no es una tarea fácil y requiere de una constante autocrítica (y que desde el contexto colombiano es muy difícil),  que desde nosotros mismos haya una reflexión personal de cuáles son las estructuras que para nosotros son importantes cambiar, una vez tengan claro cuáles son empecemos a realizar pequeñas acciones, es un deber de todxs los miembros de la sociedad cambiar dichas estructuras. No hay un camino correcto, no hay modo bueno de ser o no feminista, pero como miembros de cada sociedad sí tenemos un deber moral para ser agentes de cambio.

Sobre el autor:

Mi nombre es David Sierra, y según mi papá, soy la oveja negra de la familia (y según los demás miembros, soy el más criticón). Siempre me han interesado los problemas sociales, razón por la cual en este momento me encuentro realizando una Maestría en Desarrollo Social en la Universidad de Sussex en Inglaterra. Toda la vida me he venido cuestionando sobre las imposiciones sociales que supuestamente tenemos que seguir, y esto me ha despertado un interesado en temas como el feminismo. Siempre estoy en constante autocrítica y autocuestionamiento sobre el rol que tenemos cada individuo en la sociedad.

NOTA: Con #DomingoDeInvitados, las #sietepolas queremos invitarlos a elaborar un artículo o columna para nuestro blog. Si les interesa, no duden en escribirnos a nuestra página de Facebook o al correo sietepolas@gmail.com. 

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