Un recomendado de Vanessa \ Foto tomada de Dejusticia.
No es por tirármelas de nada, pero las cosas que salen de la organización donde trabajo son, a lo menos, maravillas.
La guerra contra las drogas tiene muchos detractores por múltiples razones. Una de ellas es la defensa del eslabón más débil de la cadena productiva de la coca: los campesinos. Muchas personas han utilizado su voz para impedir que Colombia utilice glifosato para asperjer sobre los cultivos de coca, debido a los efectos que esta sustancia tiene sobre la salud de las personas que la cultivan. También rechazan que se autoricen operaciones militares sobre ellos –y no sobre los verdaderos dueños del negocio–, pues contribuye a la estigmatización de los campesinos, quienes han decidido cultivar coca porque es la única opción rentable para vivir en regiones de total abandono estatal.
Sin embargo, pocos argumentos contra la guerra contra las drogas resalta los profundos impactos que dicha política tiene sobre las campesinas. Mi recomendado de hoy es una investigación que recoge las voces de mujeres cultivadoras de coca del Putumayo, Cauca y Nariño, y sus condiciones de vida, trayectorias y experiencias personales, para mostrar justamente los impactos de género de la política represiva contra la coca. Se titula «Voces desde el Cocal: Mujeres que construyen territorio», elaborada por mis extraordinarias compañeras y compañeros de trabajo.
El cultivo de coca, que para muchos y muchas es una actividad económica de repercusiones muy perjudiciales para el país, se convirtió en una actividad emancipadora para las mujeres campesinas. Es una fuente extraordinaria de ingresos que impulsó a muchas a dejar sus hogares, dentro de los cuales su rol era limitado al cuidado del hogar desde muy niñas. Las mujeres no solo se independizaron de unas posibilidades limitadas de vida, sino de la violencia intrafamiliar. Inclusive, muchas han encontrado en esa independencia un empoderamiento que las ha llevado a protagonizar espacios públicos, como grupos y organizaciones defensoras del campesinado. Las mujeres se han vuelto independientes, empoderadas y lideresas gracias a las oportunidades que les ha ofrecido la coca. El riesgo de una política contra la coca que reprima al campesinado también está en reversar las conquistas de estas mujeres en su comunidad.
Esta investigación también muestra toda la violencia que sufren estas mujeres que reúnen una cantidad de condiciones que conforman varias capas de opresión: son mujeres, son pobres, son campesinas y se dedican a cultivar coca. Estas mujeres suelen sufrir unas formas particulares de opresión, pues desafían los roles socialmente preestablecidos para ellas. Se atreven a realizar una actividad económica peligrosa y generalmente exclusiva para hombres, atreven a alzar su voz y a desafiar el liderazgo masculino, se atreven a abandonar sus hogares y a velar por ellas mismas, se atreven a hacer valer su autonomía. Por eso, son víctimas de violencia económica, psicológica y sexual como forma de recordarles su lugar en la sociedad. De hecho, esta investigación tienen unos relatos de mujeres que me partieron el corazón y me quebraron los ojos en lágrimas. Pero la mejor parte es cuando se reconocen como mujeres fuertes y líderes, que toman toda esa opresión para armar sus propias historias y reclamar que estas sean oídas por el Estado y por la gente.
Este es mi recomendado porque creo que es necesario y urgente quitarnos el estigma contra las mujeres campesinas que cultivan la coca y proteger la independencia que han logrado gracias a ella. Este recomendado también es para recordarnos los privilegios que tenemos y la importancia de usarlos por y para otras mujeres que no los tienen, pero que sufren seguramente mucho más que nosotras. Esta investigación me llegó de muchísimas formas al corazón y modificó mi perspectiva a la hora de hacer mi propio trabajo. Y creo que este recomendado puede tener este mismo efecto en otras mujeres.
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