Hace poco me topé con un artículo que quisiera compartir con ustedes. Me pareció bastante curioso y me puso a pensar, pero más por malo que por bueno. Su título era: “5 razones por las que deberías ayudar a tu esposa a limpiar la casa.”
A primera vista y si uno no le presta mucha atención, suena como un artículo del agrado de nosotras las feministas: mamadas de que los hombres en nuestras vidas no “ayuden” en la casa, cansadas de insistirles que laven los platos, desesperadas de que se vayan a trabajar sin tender la cama. Pues bien, creo que hablo en nombre de muchas feministas (y de mujeres) cuando digo que tengo un serio problema con la idea de que los hombres “ayuden” en la casa. Como lo mencioné en otra de mis entradas, “Nada peor que esa ocasional “ayuda”, esa flor en el Día de la Mujer que les brinda a algunos hombres la tranquilidad mental para volver a la norma el resto del año.” Que el rol de los hombres en el cuidado del hogar sea el de la ayuda es lo que nos tiene jodidos, porque lo único que hace es reiterar que la principal y natura encargada de la casa es la mujer y que un buen hombre es aquel que, de vez en cuando, “ayuda.”
Qué mal esquema este. Mientras sigamos feminizando el cuidado, muchas trabajadoras seguirán acabando su jornada laboral para volver a sus hogares a cumplir con las tareas del hogar, tales como el cuidado de los niños, la limpieza y la preparación de alimentos. Esta doble jornada de género, la cual les impide a estas mujeres lograr un verdadero balance entre su vida laboral y personal, se mantiene porque el aumento en la participación femenina en el mercado laboral no ha implicado un aumento en la participación del hombre en la realización de las tareas del hogar. Y no es cuestión de que las mujeres anden menos ocupadas que los hombres: de la población femenina económicamente inactiva en Colombia durante el tercer trimestre de 2016, alrededor del 58% se dedicó a las tareas del hogar. Esta situación fue muy distinta para los hombres económicamente inactivos, pues para el mismo periodo el 60% de ellos se dedicó a estudiar y tan solo el 9% a las tareas del hogar, según la Gran Encuesta Integrada de Hogares (GIH).
Teniendo todo esto en cuenta, y para que entendamos la gravedad de decir que los hombres “ayudan” en la casa, vengo a recomendarles ‘Economía del cuidado y género’, un webinar que se llevará a cabo el jueves 30 de agosto entre 12:30 y 1:30 p.m. Lo organiza el Centro de Estudios Interdisciplinarios (CIDER) de la Universidad de los Andes y la entrada es completamente libre (solamente deben inscribirse aquí). Los conferencistas invitados son Cecilia López, economista, exministra de Agricultura y de Medio Ambiente, exdirectora de planeación nacional y exsenadora y Javier Pineda, profesor de planta del CIDER, PhD en Geografía y magister en Economía.
¡Aprovechen esta oportunidad para reflexionar sobre la feminización del cuidado! Es hora de que el cuidado del hogar deje de ser un asunto moralizado resuelto en el ámbito privado, y se incorpore en la agenda pública de nuestro país.
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