Pocahontas, la indígena feminista que debemos volver a ver

El lunes es festivo en Colombia, el motivo es la celebración del Día de la Raza, una fecha que conmemora el encuentro y la fusión entre los colonizadores españoles y los pueblos indígenas en América, ¿deberíamos celebrarlo?. Juliana nos habla de la relación entre feminismo y el descubrimiento de América en su última columna: Tierras y mujeres conquistadas: reflexiones feministas sobre el 12 de octubre. Allí pueden encontrar un punto de partida para responder esa pregunta.

Y teniendo en cuenta ese festivo, nuestro recomendado de hoy es un clásico de Disney: Pocahontas. Como muchos saben, allí se relata cómo los indígenas convivían  entre ellos y con su entorno y cómo la llegada de los colonos europeos alteró completamente la dinámica social y ambiental del lugar. Pocahontas es, sin duda, una película para niños basada en hechos reales donde se levanta una voz crítica frente a los colonos de la época.

Pocahontas, fue una película diferente en su época, ella no era la típica princesa que estábamos acostumbrados a ver.  No soñaba con encontrar el amor ni casarse, rechazó los deseos de su padre de ser pareja del mejor guerrero de su comunidad porque ella quería ser libre y perseguir sus sueños. Levantó su voz contra los colonizadores europeos y defendió a su pueblo hasta el final. Fue la vocera detrás de la importancia del diálogo para la resolución de conflictos y así logro salvar varias vidas. Ella rompió paradigmas. No tuvo un final como el que estábamos acostumbrados a ver. Su final fue mucho más feliz que cualquier otro, un final autónomo donde ella tomó la decisión de quedarse con su pueblo y con su familia. ¡Gracias a Pocahontas por mostrarnos a la generación de los 90’s que el matrimonio no es lo único a lo que debemos aspirar para ser felices!

Así que cuando se repitan la película no olviden lo importante que es conocer el pasado de tal manera que podamos promover un feminismo diverso y respetuoso de la diferencia de las mujeres. No podemos seguir pensando solo en el discurso etnocéntrico y debemos empezar a conocer y reconocer las experiencias vividas por mujeres diferentes a las blancas.

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