Hoy estamos 2 de Enero y tenemos todo el año por delante, 364 oportunidades para construirnos y deconstruirnos. Basta ya de pensar en lo que sucedió o no sucedió el año pasado. Es hora de pensar en las cosas que vamos a hacer cumplir este año.
La semana pasada dejé listos mis propósitos de año nuevo y claramente no podían faltar mis propósitos feministas. Me costaron más de lo que pensaba. Empecé por los típicos propósitos de año nuevo: bajar de peso, tomar más agua, hacer más deporte, viajar, etc. Pero, luego de darle vueltas, me puse a pensar en si esto es realmente lo que quiero, o es lo que he aprendido a querer. Todos queremos ser más guapos, ser más saludables, aprender cosas nuevas y conocer más lugares. Me di cuenta que estos propósitos no son suficientes para mí, quiero que el 2019 sea un año mejor que mis años anteriores. Por tanto, quiero crear metas que sean más apegadas a lo que quiero alcanzar.
Volví a sentarme a pensar, esta vez revisando mi feed de instagram (que a veces sirve para algo más que para distraerme) y ví todas las publicaciones feministas que había guardado. También, hablé con mis polas y con otras personas cercanas. Les pregunté qué querían para el próximo año, qué querían hacer diferente al 2018. De esto saqué dos conclusiones: el 2018 fue un año de aprendizaje y crecimiento, un año emocionalmente retador que tumbó pilares en sus vidas. Pero el 2019 es el año de poner en práctica lo que aprendimos en 2018 y crear nuevos sueños.
Es por esto que he creado mi lista de propósitos feministas para mi 2019: una lista que espero les pueda servir a ustedes también a definir sus propósitos feministas.
1. Tener más conversaciones sobre feminismo con TODO tipo de personas
Empezando por las personas más conservadoras y quienes no creen en el feminismo. En escuchar y entender diferentes puntos de vista y preocupaciones de las personas que no están de acuerdo con nosotros hay gran sabiduría.
Tener más conversaciones con personas que no están de acuerdo con el feminismo nos ayuda a ser pragmáticos en nuestras ideas y como presentamos nuestros argumentos. En la mayoría de los casos, las personas no rechazan el mensaje sino el papel con el que está envuelto.
También, a quienes trabajan en desarrollo de políticas públicas les ayuda a que las políticas presentadas o implementadas estén en línea con las necesidades de las personas afectadas, y que estas mismas personas efectivamente estén abiertas a recibir sus recomendaciones.
Ahora, más conversaciones con personas que crean en el feminismo nos ayuda a retroalimentarnos y a hacernos más fuertes. Las conversaciones con personas que no vivan nuestra misma realidad nos ayudan a entender otras perspectivas del feminismo: hombres, personas trans, gays, comunidades afro, comunidades indígenas, comunidades religiosas, entre muchas otras. Hay que propiciar más espacios de discusión sobre diferentes temas desde un punto de vista feminista. Sobre esto, pueden esperar muchas sorpresas de parte de nosotras.
2. Relaciones Feministas
De este punto podríamos escribir mil columnas, pues es en las relaciones donde más nos cuestionamos sobre nuestras prácticas feministas. Ya sea en amistades o en relaciones románticas, tenemos, por un lado, muchas prácticas aprendidas de cómo debemos comportarnos y, por el otro, una corriente que nos llama a deconstruirlas por completo.
El propósito de éste año es buscar personas que nos cuestionen, que nos reten, que nos muestren lo mejor y lo peor de nosotros, para construir una mejor versión de nosotros mismos; crear relaciones saludables donde ambas personas puedan retroalimentarse en sus prácticas y no juzgar o ridiculizar los comportamiento de una de las personas
3. Deconstruir algunas prácticas clasistas aprendidas
Por ejemplo, dejar de llamar a las mujeres guisas o despreciar a alguien por su manera de vestir. El clasísmo está muy enlazado con el patriarcado, más específicamente, con el patriarcado hegemónico. El patriarcado mantiene el sistema de clases para poder mantener a las personas en el poder y otras a los márgenes.
Si bien sé que mi posición de privilegio es la que me permite poder escribir esta columna y luchar por el feminismo (porque requiere tiempo y energía que no todo el mundo tiene), sé que esto no me hace en ningún aspecto mejor a otras personas. Perpetuar estas prácticas clasistas es, de alguna manera, quererme poner en una posición de superioridad moral sobre personas que no tienen las mismas oportunidades o gustos que yo, y apoyar prácticas hegemónicas que van muy de la mano con los mecanismos del patriarcado.
Cada persona se empodera de maneras diferentes, pero no debe imponerlas a los otros. Si a ustedes no les gusta ponerse o no ponerse ciertas cosas, o ir a ciertos lugares específicos, está bien. No hay que discriminar a otras personas por no hacer lo mismo que uno hace. En este sentido, hay que apoyarnos más entre nosotras.
4. Decir no
Como Juli, me cuesta infinito decir que no y dejar de tomar responsabilidad por todo, muchas veces poniendo a todo el mundo por encima de lo que yo quiero. Así que, para el 2019, decidí tomar el consejo de Juli y decir “no”, para reconocerme y tratarme a mí misma como la persona más importante de mi vida. Priorizar mi salud física y emocional. Buscar tiempo para desarrollar mis proyectos. Perseguir mis sueños.
El 2018 me ayudó a conocer mejor mis límites, por lo que este año los quiero poner en práctica y perseguir activamente las cosas que quiero. Por ejemplo, decirle no a tareas extra en la oficina para poder sacarme un tiempo y aplicar a la maestría que quiero. O, de las más importantes de este año, irme a vivir sola sabiendo que va a ser duro para mi familia.
5. No quedarme callada
También relacionado con el punto anterior, he aprendido a no incomodar a la gente quedándome callada sobre las cosas que creo. Si sé que estoy en una posición de clara desventaja, me cuesta hablar. O si veo que esto va a tener una consecuencia que creo que no puedo manejar, me abstengo de opinar.
Pues me cansé. Me cansé de quedarme callada y pretender que ciertas cosas que no me importan. Hay cosas que me importan y debo hacerlas saber ¿Si yo misma no le doy la importancia que quiero, quién más se la va a dar?
Mi voz es mi poder, es el poder de crear la realidad que quiero vivir y la debo aprender a usar. Debemos manifestar las inconformidades, los micro-machismos, las situaciones de abuso y acoso a las que nos vemos sometidas. El feminismo no se debe quedar callado y debemos ser un ejemplo para las personas que están alrededor nuestro.
6. Apoyar el emprendimiento local y realizar prácticas sostenibles
El año pasado Vane nos habló sobre el fast-fashion y la otra cara de la moneda para las mujeres que trabajan en su confección, incluyendo la responsabilidad que tenemos con las mujeres que trabajan en el mundo textil. Esta misma lógica y background se puede aplicar a otras industrias: los alimentos que compramos, por ejemplo. Como ella misma menciona, “cambiar nuestros hábitos de la noche a la mañana, especialmente cuando la ropa de Zara es tan espectacular y la ropa de H&M tan barata, es difícil.”
Es por esto, que una de las metas del 2019 es dejar algunas de estas empresas/organizaciones y buscar nuevas alternativas para apoyar el talento local y la producción nacional. Muchas personas se matan todos los días por producir buenos productos con contrataciones dignas que no consumimos, porque pueden ser más caros o no los vemos de la misma calidad. También tenemos una responsabilidad con la industria local si queremos ver a nuestro país crecer.
7. Exhibir más mi cuerpo
De las famosas frases de mi mamá está “lo que no se exhibe, no se vende”. Y bueno, parte de venderme a mí misma es saber cómo me quiero proyectar y que otros me vean: por encima de todo, empoderada.
Como muchos, no soy una persona que esté específicamente orgullosa de su cuerpo. No solo por la talla o peso, sino porque tengo un montón de manchas y cicatrices producto de muchos años de operaciones y alergias en la piel. Desde que era muy chiquita tuve dermatitis atópica, un tipo de alergia en la piel que hacía que mi piel se brotara con cualquier cosa. Yo era alérgica a todo y, como buena niña, rebelde de tomar las recomendaciones que me daban los médicos. Aún alérgica a los colorantes artificiales, me moría por los crazy heads, los airheads o cualquier dulce que tuviera colorante ROJO. Sin hablar de la Kola-Roman, dulce gaseosa costeña y placer del cielo. Imposible era ocultar los efectos en mi cuerpo ni la piquiña que me generaba comerme cualquiera de los anteriores. Razón por la cual, tengo manchas en todo el cuerpo. No son estéticamente lindas y hacen que mi piel no se vea como una “tersa porcelana”. Cuando las veo no me siento como la persona más linda ni como aquel prototipo perfecto de mujer al que el patriarcado nos ha enseñado a aspirar. Me recuerdan un pasado doloroso, difícil de superar y probablemente nunca se van a ir – todavía hay cosas que me dan alergia pero en menor medida.
Por el contrario, mis cicatrices me enorgullecen un poco más: son heridas de guerra, están llenas de historias divertidas y aventuras, y las he logrado disfrutar más. Es por esto, que he decidido dejar de esconder mi cuerpo y estar orgullosa de las cosas que me han hecho quien soy. De paso, romper un par de reglas aprendidas de la infancia: ponerme faldas sin medias veladas, combinar patrones, ponerme escotes o lo que se me dé la gana para el trabajo. Porque, si algo me ha enseñado el feminismo, es a estar feliz en mi propia piel.
8. No perder quien soy en el feminismo
Robándome las palabras de una cuenta que me encanta, como feministas demasiadas veces nos encontramos en una posición de escoger entre la liberación o la felicidad, y creo que esto NUNCA debería suceder. Podemos llegar a pensar que para ser consideradas una feministas reales debemos estar de acuerdo con cualquier mención del feminismo o con cualquiera de sus representantes. O podemos caer en el inconformismo absoluto donde hay que eliminar las inconsistencias para ser las feministas perfectas.
Como hemos mencionado en columnas anteriores, la feminista perfecta no existe. Si hay algo que hemos querido con SietePolas es mostrarle que el feminismo es diverso. Que no hay una sola manera de interpretarlo y de vivirlo. Si va a valer la pena, es siendo fiel a lo que uno es y cree.
9. Incluir a los hombres en las conversaciones sobre feminismo
Más allá de la discusión sobre si los hombres pueden ser llamados feministas o no, debemos incluir más a los hombres en las conversaciones sobre el feminismo. El feminismo no es opuesto al machismo, pero sí quiere acabar con sus prácticas. Por tanto, el involucrar cada vez a más hombres es abrir un camino para la sociedad que buscamos.
Si solo nos quedamos en las conversaciones entre mujeres, el otro 50% de la población no va a poder cambiar sus prácticas y ver que hay comportamientos tóxicos que les hacen daño a ellos mismos. Cada conversación cuenta. Un comentario en la mesa del almuerzo es una idea que los puede poner a pensar sobre sus privilegios. El feminismo no busca que seamos iguales que los hombres, sino que tengamos los mismos derechos.
10. Oír más podcasts y libros feministas
Uno no sabe en lo que cree si no lo conoce personalmente. Muchas de nuestras creencias y prácticas feministas vienen de las cosas que hemos oído o que creemos que van en línea con estándares del feminismo. Pero muy pocas veces nos cuestionamos de dónde salen estas creencias o si van en línea con lo que los fundamentos del feminismo. Por esta razón, mi primera meta y consejo para ustedes es: manténganse informados.También, estar oyendo y leyendo contenido feminista nos permitirá tener conversaciones más robustas y sustanciales y nos dará herramientas para construir nuestras propias opiniones.
En el caso de SietePolas, traerles más y mejor contenido a ustedes. Si tiene recomendaciones de libros, podcasts, cuentas o cualquier otro material, ¡envíenoslo! Nosotras, felices, lo revisaremos y estaremos publicando nuestras recomendaciones semanales.
Así que con estas recomendaciones los animamos a que piensen SUS propósitos feministas para el 2019. ¿Qué quieres hacer para que en este año la lucha feminista en Colombia sea un poquito más fuerte?