Un recomendado de: SinturaConEse
El pasado lunes 5 agosto murió la escritora Toni Morrison. A pesar de tratarse de la primera estadounidense (no solo la primera Afroamericana sino la primer mujer de nacionalidad gringa) en ganar el premio Nobel, la noticia pasó desapercibida en Colombia. No me sorprendió que así fuera; en Latinoamérica, por razones que jamás podré explicarme, no se la conoce.
Pero en mi universo personal esta noticia causó una auténtica conmoción que no había experimentado nunca y que no creí que yo pudiera sentir. Como literata y amante de los libros, no son pocas las ídolos literarias cuya muerte haya ocurrido durante mi vida. Pero hasta ahora la presencia física de la autora en el mundo no me parecía equivalente a su presencia en mi vida; al fin y al cabo es su obra la que admiro y esa tiene la virtud de la inmortalidad. Pero con Morrison fue distinto. Es distinto. Y ha sido una experiencia extraña sentir vacío y tristeza por la muerte de una persona que no conocí más que por sus novelas y ensayos. Y no es que su muerte implique la salida de su obra literaria de mi biblioteca tangible o de la intelectual o emocional; si acaso, es todo lo contrario. Pero creo que me queda el sinsabor de ver que el mundo pierde a una mente brillante que siempre supo hablar con genialidad sobre la diferencia, preciso en el momento en que una mente así es lo que más necesitamos. Y admito que me causa rabia haberla descubierto tarde en mi vida y darme cuenta que muchas lectoras y lectores que seguramente sabrían admirarla, ni siquiera la conocen en nuestros países.
La importancia de la obra de Toni Morrison en mi crecimiento personal, emocional, intelectual y profesional ya fue el objeto de una columna que publiqué esta semana en La Silla Vacía (disponible acá). Pero, como le advertí a las Polas este martes cuando me enteré del fallecimiento de mi ídola, no pienso escribir de nada más hasta nueva orden. Por eso, mi recomendación de hoy es, sencillamente, leer a Toni Morrison. Toda su obra, cualquiera de sus obras. Las autoras anglo que tanto admiramos hoy en día: Roxane Gay, Zadie Smith y la archifamosa entre las feministas, Chimamanda Ngozi Adichie, no serían nada ni nadie de no ser por la madre literaria e intelectual que las precedió: Toni Morrison. Díganme exagerada, pero tampoco somos nada hasta que enmendemos la injusticia de no haberla leído como se debe en Latinoamérica.

¿Por dónde empezar a leerla?, me preguntan mis amigas y algunas seguidoras del blog. Creo sinceramente que Morrison tiene algo para cada persona. A lo mejor, empezar por su primera novela, Ojos Azules (The Bluest Eye) puede ser una introducción maravillosa. Al fin y al cabo, como la brillante intelectual y visionaria que fue, Morrison se adelantó a todas nuestras discusiones sobre la violencia de los cánones de belleza e incluso descubrió, mucho antes que la mayoría, la relación directa entre esta violencia y la violencia sexual.

Pero si hay alguien acá que se esté cuestionando sobre las relaciones entre mujeres y las comunidades de mujeres y experimente la desorientadora sensación de que hay tanto de constructivo como de destructivo en ellas, le diría que busque la novela Sula. La misma recomendación le haría a quien le interese indagar por la amistad femenina, su esencia, sus aristas, su homoerotismo, sus peligros y sus posibilidades. Y a quien quiera contemplar qué es y de qué se trata realmente la búsqueda de una feminidad por fuera de las imposiciones.
Sin ánimo de generalizar, y sólo como producto de una inexplicable corazonada de literata, creo que a los hombres pueden interesarles, en particular (aunque, por supuesto que no exclusivamente), La Canción de Salomón (Song of Solomon) y Tar Baby. Lo digo porque los personajes y puntos de vista masculinos –complejos, elaborados, múltiples como todos los personajes creados por Morrison– puede que ilustren para muchos la búsqueda de una masculinidad auténtica y profunda como la que exige el mundo de hoy.

Para quienes hayamos sufrido por eso que hoy en día llamamos “amor tóxico”, Morrison ya sabía de eso sin tener que nombrarlo y para nosotros está Jazz.

Está también, para todo el mundo, Beloved, la más famosa de las obras de Morrison y sobre la que no me atrevo a escribir en las pocas frases que este espacio me permite. Sepan que, no en vano, es su novela más conocida y un ícono de la literatura afromericana que explora las heridas más profundas de la historia de la esclavitud. Una historia que en Latinoamérica nos hemos empeñado en ignorar y que bien nos valdría afrontar de la mano de esta autora.
Y están aquí relacionadas tan solo 6 de sus 11 novelas y ninguna de sus obras de ensayo crítico. Se trata simplemente de aquellas que he recomendado a quienes, conociendo mi afición por Morrison y con ocasión de su muerte, me han pedido una guía sobre por dónde empezar a conocerla. Estas son las que me parece que guardan una relación cercana con algunos de los temas que nos interesan a las feministas y a nuestros aliados. Pero empiecen por donde sea, por donde quieran. No tengo la menor duda de que cada una de las páginas escritas por Morrison tiene mucho que decir, aportar o hacer para complicar nuestras visiones y puntos de vista como pensadoras y pensadores del género y la justicia social.
Está genial. De verdad quedas con unas ganas inmensas de leerla. Grácias.
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Gracias a ti por leerme. Me cuentas por dónde empezaste (o seguiste) con Morrison apenas lo hagas. Un abrazo!
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Carolina, gracias inmensas por presentarme a Toni Morrison. Escribe mucho más, ¡es fascinante leerla y leerte!
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Escribe mucho más sobre ella*
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Juliana, muchas gracias. Espero poder seguir compartiendo lecturas por acá. Muchas gracias por tu apoyo. Un abrazo!
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