Hace un par de meses cambié de trabajo. Entré a una empresa más grande. Las y los que han trabajado en empresas grandes saben que el juego político y las demandas por sobresalir pueden ser desgastantes.
Entrar a este nuevo ambiente me hizo caer en cuenta que aunque uno sea feminista puede estar en un entorno en el que entrar directamente con este discurso no es la mejor opción ni en lo personal, ni en lo social, y ni para el mismo trabajo. No es lo que se está esperando de entrada y tampoco es el espacio para que el discurso feminista sea el protagonista.
Más no quiere decir que deba estar deslegitimado. Claramente el mundo corporativo no está exento en lo más mínimo del patriarcado ni de las discriminaciones de género. Por ejemplo están los temas de diferencia salarial, el techo de cristal para alcanzar cargos directivos, la doble moral con que se juzga a los hombres y mujeres, y la inclusión de políticas de flexibilización para mujeres y hombres luego del embarazo, por mencionar algunos casos inherentes a esta esfera.
Siendo feminista, he entendido que hay una gran distancia entre la conciencia que uno pueda tener sobre las injusticias que suceden, y lo que realmente uno puede hacer en la práctica cuando lo que está en juego es su trabajo y su desarrollo profesional. Creo que todos podemos ser agentes de cambio y tener una voz para denunciar las injusticias que suceden en cualquier ambiente. Pero específicamente en el mundo corporativo se necesita de una plataforma desde adentro para generar cambios estructurales en las industrias.
También, he visto que hay una gran distancia entre los ejemplos de mujeres que vemos en esos cargos directivos, esas que consideramos que las que rompieron las barreras, y las que estamos empezando o en de la carrera. Nos falta construir un puente entre lo que somos hoy y el mundo corporativo que queremos construir para el futuro.
Es por esto que les traigo aquí unos consejos feministas que me han servido para entender que puedo hacer como feminista para generar un cambio y sobrevivir el día a día. Vean esto como recomendaciones en conjunto, son tomadas de diferentes momentos y reflexiones, y seguro ya debe haber un par que tienen dominado:
1- Haz tu trabajo
A uno no lo contratan para filosofar ni discutir sobre las violencias de género – a diferencia de las que trabajan exactamente en este tema. Así que lo primero que tenemos que hacer, para crear una reputación y una plataforma, es hacer el trabajo para el cual nos contrataron. Trata de buscar resultados y no quejas. Las quejas, u oportunidades de mejora, las podemos dar cuando se crea la confianza para hacerlo.
2- Conviértete en la mejor en tu área
Debo reconocer que es una mierda que en este mundo machista una mujer tenga que ser excepcional para poder tener el apalancamiento o espacio para poner los temas que quiere en la agenda. Pero es lo que es, y si uno quiere ser feminista y estar en el mundo corporativo para cambiarlo desde adentro, es la manera de hacerlo.
Creo firmemente que las acciones hablan alto en el mundo laboral. Y, para poder subir la escalera, es necesario convertirnos en las mejores en el trabajo que estemos desarrollando. Para esto: pregunta, estudia, busca en internet – afortunadamente hoy en día hay muchas plataformas gratis en línea que nos permiten ganar habilidades y conocimientos con la flexibilidad de tiempo y lugar. Posicionarse como alguien que sabe de lo que habla te ayudará a mostrar mejores resultados que aquellas personas que aquellas personas que en una sociedad patriarcal tienen el privilegio de ser escuchas siempre.
3- Habla y Véndete
Si no cuentas lo que estás haciendo, nadie se va a enterar. Si tienes algo que decir/aportar en una reunión, habla. Tu voz es única y contiene el poder más grande que tienes: tu visión. Como mujeres, nos suele costar más hacer esta tarea ya sea por el síndrome del impostor o por las diferentes varas con las que miden a hombres y mujeres. Pero hay metodologías y maneras para mejorar nuestras habilidades de comunicación. Pide la palabra, párate derecha y en lo posible ten algunas referencias para soportar o apoyar lo que vas a decir. Vale la pena admitir que muchas veces por esto nos van a tildar de agresivas o groseras – es decir, la perciben en las mujeres asertivas y las juzgan de maneras en que no juzgan a los hombres asertivos.
4- Pide y da retroalimentación
Buscar retroalimentación comunica que tu postura clara y definida como feminista es, al contrario de lo que equivocadamente muchos piensan, una actitud de apertura a recibir consejos y buscar ayuda. Te muestra como una persona segura de su trabajo que busca llegar más lejos. Además puedes crear una red de mentoria y confianza. Inclusive, anímate a ser mentora de alguien. Ponerse en los zapatos que no has tenido te muestra nuevos puntos de vista.
5- Piensa si las críticas que te están haciendo son referentes a ti como persona o a tu trabajo
Es muy fácil tomar las críticas de manera personal y, cuando lo hacemos, fácilmente lo relacionamos con nuestro género. Pero la mayoría de las veces las críticas son acerca de tu trabajo y no de tus habilidades. Piensa si ese mismo feedback se lo darían a un compañero hombre. Si esa crítica no se la darían a él, entonces sí se trata de un problema de género y es preciso ver el siguiente punto.
6- Encuentra una red de apoyo
No estas sola. Siempre hay personas que piensan parecido a ti y están dispuestas a ayudarte. Encuentra esas personas con las que puedes hablar sobre lo que piensas y sientes, que pueden darte su punto de vista y ayudarte a entender la organización a más grande escala. Además nos ayuda a aprender de sororidad entre colegas mujeres, cuando nos han enseñado a que toca luchar duro y convertirnos en abejas reina.
7- Cuando te encuentres frente a situaciones injustas, habla
Si hay situaciones de micromachismos, hay que saber manejarlas. Coméntalo con un par de personas de confianza, para entender cómo lo ven y pedir consejos de cómo reportarlo. Puede ser que otras personas se sientan en la misma situación y al comentarlo lo que haces es animarlas a hablar.
8- Crea un grupo u organización
Puede que empiece con hacer charlas dentro de la empresa sobre empoderamiento. Esto te ayudará a crear una comunidad de mujeres que piensan igual que tu y buscan eliminar las inequidades en el ambiente laboral. Ellas serán tus compañeras de lucha.
9- Compórtate como el jefe que te gustaría tener
Hay una expresión en inglés que me gusta mucho: “Walk the Talk”. En español sería algo como compórtate de acuerdo a lo que hablas. Nuevamente, las acciones hablan más fuerte que las palabras. Cuando te comportas como el jefe o el modelo a seguir que te gustaría tener, te conviertes en el modelo a seguir de alguien más. Esto también aplica para el liderazgo: no repitas los comportamientos misóginos o discriminantes que has visto. Demuestra con tus hechos que hay otras maneras de comportarse y dirigir a tu equipo.
10- Recuerda que la vida es más que el trabajo
Trabajar en una organización y querer ser exitosa es demandante. Es muy fácil dejarse llevar por las largas horas de trabajo, las exigencias de los jefes y las oportunidades para crear tu carrera profesional. Recordemos que el autocuidado también es feminista: saber tus límites y mínimos es parte de cuidarte a ti misma. Tú como persona eres más que tu trabajo – eso es sólo una parte de lo que tu haces. No es lo que tú eres.