Nuevas Formas de Activismo

Se que llevamos más de Siete semanas de cuarentena porque fui la primera en escribir acerca de ella en el blog, y nuevamente estamos en lo mismo. La cuarentena ha sido una M#%$#W. No encuentro el momento donde podamos salir y podernos ver con otras personas. Que hp dolor de cabeza tener otra reunión por Zoom. Qué anhelo de poder compartir con otros seres humanos.

Creo que no soy la única que siente que está hecha mil pedazos, sin motivación y sin rumbo. Estos han sido de esos días oscuros donde todo se ve más negro. Después de muchas semanas con mi positivismo pegado a la frente, la semana pasada decidió caerse. No se exactamente porqué ni cómo. Sólo sé que desde el viernes tengo un peso adicional encima.

Me abruma pensar en todo lo que tengo que hacer, y lo que hace unos días me llenaba de fuerza y emoción hoy lo siento como una carga absoluta. No les voy a decir mentiras, escribir esta columna es una de esas cosas. Llevo horas mirando en blanco a la pantalla a ver si por alguna inspiración divina vuelve a mi la paz y logro ordenar mis pensamientos.

Y si puedo ser aún más honesta últimamente no me he sentido tan conectada con el feminismo. Sacrilegio, lo sé. Pero en estos días que el home office se mezcla con las horas de almuerzo y de sueño, en donde el encierro causa sensibilidad y pareciera que la misma existencia pesa más que la cantidad de libros que me prometí leer y no he leído, me queda poco corazón para cuidar a otros. 

«Y si nos tienes pesas en tu casa, intenta usar unas latas de comida o el peso psicológico de existir en este mundo»
Ilustración: @newyorkermag

Se que el feminismo empieza por el auto-cuidado, el saber sus límites y entender que hay espectros de emociones que algún día nos negaron que está bien sentirlas. ¿Hasta qué punto es autocuidado y donde se convierte en egoísmo? 

Me siento alejada del feminismo porque siento que si uno no quiere militar sobre el aborto esta “out”. Si uno no va a marchas, entonces no está participando. Si uno no está siendo vocal 24/7 entonces, ¿realmente está contribuyendo? 

Son cosas que me cuestionan todo el tiempo, aún más estando rodeada de un grupo de mujeres tan poderosas como son las SietePolas. Inclusive entre nosotras hemos tenido la discusión de qué significa hacer activismo para nosotras. Hay momentos donde se siente qué hacer activismo se refiere a estar militando de manera vocal todo el tiempo – y antes del COVID significaba estar en la calle: participando en las marchas, en manifestaciones, en reuniones feministas. 

Volviendo a mi realidad de mujer – azotada, con la mente en el juego, participe de la esclavitud del siglo XXI, llena de actividades pero realmente poco tiempo – que quiere triunfar en el mundo laboral, ser partícipe de esta forma de activismo es un privilegio. El activismo no es, ni en ningún momento debe ser, cuestión de privilegio.

El activismo debe ser maneras pequeñas y grandes de resistir al Patriarcado, tanto como maneras pasivas o activas y sutiles o directas para poder cambiar la manera en la cual las mujeres vivimos. La realidad es que el activismo en feminismo no se debería reducir a las personas que están en la calle. 

Uno no necesita ser una feminista vocal para tener conciencia de género e interesarse por temas feministas. Seguramente, como yo, hay muchas personas que se demoran en declararse feministas por las influencias que están alrededor. No por ser más vocal o estar en contra de más cosas quiere decir que una persona sea más feminista. Ser feminista es un proceso personal de cada persona que se mezcla con sus propias creencias, su contexto y sus personas cercanas.

Pienso en este momento en las niñas y adolescentes que hemos conocido en los talleres que hemos dado en colegios. Ellas probablemente no pueden llegar a sus casas diciendo que son feministas y sintiéndose súper orgullosas y respaldadas al respecto. O las mujeres que están viviendo en este momento con violencia doméstica en sus casas, que no se sentirán seguras en lo que digan o hagan.

Pero estas mujeres pueden estar haciendo manifestaciones muy poderosas de resistencia en sus hogares: leyendo teoría y recursos feministas, enseñando a las personas a su alrededor otras perspectivas de ver el mundo, cambiando los estereotipo de género. Cosas pequeñas pero construyen los paradigmas de una poderosa feminista.

El feminismo no debería ser una carga adicional. De hecho, el COVID nos está dando la oportunidad de reivindicar estas formas mas sutiles de resistencia. Evidentemente no vamos a poder salir a marchar en muchos días y nuestra lucha se debe transformar. Desde la reivindicación del hogar, siendo mensajeras con las personas alrededor nuestro, hasta poder hacer presión a nivel institucional para implementar las políticas de género adecuadas para las mujeres en tiempo de COVID, debemos ajustar nuestro activismo.

Arte callejero en Florentine, Tel Aviv

Un comentario sobre “Nuevas Formas de Activismo

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  1. No hay nada más sano para el movimiento al cual se milita que cuestionarlo, incluso abandonar la militancia puede ser un gran aporte, según el caso, un verdadero acto de amor al movimiento quizá. Siempre se puede volver de la montaña con alguna nueva claridad… o algún peinado nuevo, cambio de look, que sé yo.

    Gracias por haber escrito el texto a pesar de la falta de inspiración.

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