¿Qué piensas del rol de la primera dama? Esta fue una pregunta que me hicieron hace unas semanas en un conversatorio sobre liderazgo de las mujeres en política en el que participé. Mi primera reacción fue, pues pienso que ese rol no debería existir. Mi segunda reacción fueron varias preguntas ¿por qué todavía existe? ¿en Colombia tienen funciones? ¿qué pasa con los Primeros Caballeros? ¿no esta como mandado a recoger decir Primera Dama? ¿de donde viene el título de primera dama si acá no hay realeza?
Entonces, nació este texto con el que espero que mutuamente nos respondamos y creemos más preguntas.
Llámame Primera Dama
En 1878 en Estados Unidos se comenzó a usar el término de Primera Dama, otorgado a Martha Washington, la esposa de George Washington, expresidente de Estados Unidos. Sin embargo, la expresión empezó a tener mayor relevancia y fuerza en el espectro político con la llegada de Eleanor Roosevelt. Dicen que se popularizó su implementación, porque dama era una palabra más respetable a mujer, pues la segunda representaba en su momento un sinónimo del cuerpo de las mujeres canjeables como objetos y mercancía.
A Colombia este término fue importado por primera vez en 1934, para nombrar a Maria Michelsen, en ese entonces esposa de Alfonso López Pumajero. Legalmente en 1994, por medio de un concepto jurídico de la Corte Constitucional estableció que “la Primera Dama de la Nación ostenta la calidad del ciudadano particular frente a la administración pública” y que “encarna simbólicamente, junto con el Presidente de la República, la unidad nacional”. Desde ese entonces, 19 esposas de mandatarios en Colombia, se les ha referido siempre como la Primera Dama de la Nación.
Las Primeras damas de la Nación en Colombia
Pensando en las primeras damas de Colombia en principio debo aceptar que caí en el estereotipo de “esas son personas que están ahí para acompañar a su pareja y ya esta”. Pues sin duda, este es un cargo, como bien lo indican sus funciones que no tiene carácter público, pero si encarna la “unidad nacional”. Unidad que se espera de una familia nuclear, con hijos y donde la pareja, normalmente una mujer, sea la encargada de acompañar y seguir problemáticas sociales, pues es lo que se espera de ella. Un cargo que está impuesto y que no es elegido y que además no cuenta con un salario específico. Sin embargo, el panorama no fue del todo desalentador.
El rol de la Primera Dama en Colombia ha estado lejos de ser tan solo protocolario, muchas han tenido labores importantes en la transformación de los derechos de las mujeres y en cambios en política social importantes. Empezando por Bertha Hernández de Ospina quien no solo trabajó por el golpe contra Laureano Gómez (1953) sino que además fue una de las promotoras del voto femenino en Colombia y fue congresista por el partido conservador durante 20 años. Igualmente, Carola Correa Londoño (1957) también promotora de los derechos del as mujeres y del voto femenino en nuestro país, fue la primera mujer en portar una cédula de ciudadanía. Tutina de Santos (2016) lideró la creación y establecimiento de la política para la primera infancia De Cero a Siempre.
Acercándonos un poco más a la actualidad. Varias redes de primeras damas y primeros gestores y gestoras sociales (otro nombre para parejas de gobernantes) se han creado en el último veinteno. En el 2003 nació la Red de Gestores Sociales, coordinada por la Presidencia de la República, que busca articular y apoyar el trabajo de las parejas de los gobernantes en todos los departamentos y municipios en procesos sociales. En palabras de la actual Primera Dama de la Nación, Maria Juliana Ruiz, las y los gestores sociales deben definir “un objetivo de trabajo social que sea positivo, con sentido de comunidad, como punto de partida, y a poner en escena el rol que ejercemos las primeras damas para liderar una gran causa”.
En el 2008 nació la Asociación de Primeras Damas de Colombia- ASODAMAS, integrada por esposas de gobernantes y primeras gestoras y gestores sociales, con el objetivo de trabajar por las comunidades vulnerables del país. Esta última ha logrado grandes logros, como por ejemplo espacios de capacitación y emprendimiento de más de 8.500 mujeres víctimas del conflicto.
¿Por qué es problemático el rol de Primera Dama?
Definición
La RAE (ya se sitio de señoros) define Dama como:
1. f. Mujer noble o distinguida.
2. f. Mujer, señora, en tratamiento de respeto. Servir primero a las damas.
De por sí la palabra dama ya es problemática en la designación de la pareja de un gobernante. No hay mujeres de primera ni de segunda. ¿Es una mujer distinguida y respetable por estar vinculada sexo-afectivamente con un gobernante? Y saliéndonos un poco de la definición formal, ¿sería menos respetada por simplemente llamarse por su nombre, o por no querer figurar?
Pasemos entonces en el caso de un Primer Caballero. En Colombia, se estableció que las parejas de los y las mandatarias se podrían llamar primera dama o gestoras y gestores sociales. ¿Por qué nunca se pensó en un rol del primer caballero? ¿se utilizaría la palabra caballero para hacerlo respetable? No lo creo. A los hombres no se les exige acompañar a sus parejas a ser «hombres nobles o distinguidos».
Poder de decisión
En los feminismos sí hay algo que esta acordado, es la lucha por la agencia propia y la toma de decisiones individuales por parte de las mujeres sin que estas sean impuestas. Y no hay nada más contradictorio con esto que la imposición de un rol como lo es el de la primera dama o gestor y gestora social.
Primero, este es un cargo que llega como consecuencia de la ganancia de una elección como gobernante de la pareja. Cumple el proyecto de vida de la persona que esta siendo electa, pero no necesariamente de la personas que es pareja de la misma. Para muchas, es un cargo que deben asumir, que la sociedad espera que ocupen, pero que no necesariamente desean. Algunos medios alegan que Melania Trump, la esposa del actual presidente de Estados Unidos, nunca quizo ser primera dama. Y este tipo de noticias es precisamente lo que implica reflexionar sobre las libertades reales de las mujeres frente a sus parejas. Si realmente fueran libres esto no sería noticia tendenciosa. Como no es noticia recurrente por ejemplo que Joachim Sauer, esposo de Angela Merkel, decidió continuar con su carrera y no hacer parte de la esfera pública como consecuencia del la naturaleza del cargo público de su esposa.
Por su puesto que hay casos donde esta decisión de estar en la política y cumplir un rol sustancial es tomada en pareja y compartida. Cuando Bill Clinton en Estados Unidos estaba en campaña, muchas veces le aseguro a los medios que al votar por el también estaban votando por Hillary Clinton, pues se caracterizaba por ser su segunda al mando y estar involucrada en todas las grandes decisiones de mandatario. En Argentina, el rol de Primera Dama de de Christina Fernandez de Kirchner, hacía parte del plan como trampolín político para llegar ala presidencia.
Ahora bien, incluso cuando las parejas quieren hacer parte de la esfera pública y cumplir con el rol que el cargo de su pareja les ha impuesto, las temáticas que se espera que impulsen y apoyen siempre son sociales – educación y niñez. Es irónico, porque resulta dificil de asilimar que a todas las parejas de los gobernantes las apasionen principalmente los temas sociales. Este rol perpetua el rol tradicional de la mujer cuidadora y refuerza la idea de que el cuidado no debe ser remunerado.
¿Alguna vez vamos a ver a una Primera Dama impulsar una reforma tributaria como impulsa programas realizados por el ICBF? Hasta en la escogencia de temas se pierde la libertad. Y nace la noción de que están puestas ahí como accesorios, verse bien, posar como «unidad nacional» y mejorar la imagen de su pareja gobernante.
¿Debemos cancelar el rol de la primera dama?
La respuesta después de escribir este texto, es que estoy convencida que se debe transformar, debe ser una opción y debe verse como lo que es: un trabajo.
Grandes mujeres han aprovechado y trabajado por diferentes causas que sin duda para Colombia han sido fundamentales. Se han creado asociaciones y redes para potencializar el poder político que tienen para transformar. Claro que pueden utilizar su capital político y su experiencia para impulsar programas, planes y estrategias de su pareja y cumplir con el plan elegido por los ciudadanos, pero no a costa de su dignidad ni proyecto vida. En pleno siglo XXI es hora que hagamos una apuesta por un rol de gestora, gestor social o primera dama donde la temática la escoja la persona, trabaje con remuneración y elija ocupar un cargo como parte de su proyecto de vida.
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